Sin razón ni rima llevo una vida de mentiras y decepción impuesta por la mirada impacable de mis temores del pasado.
Un mazo intolerante martilla cualquier vestigio de felicidad, una carcajada malevola retumba en mi mente... sin necedidad de decir "te lo dije" una y otra vez... es la piedra eterna en mi camino que por ingenuidad o terquedad nunca puedo lograr ver.
Tropiezo tras tropiezo, con una buena voluntad inexistente... Un dolor y un miedo disfrazados de orgullo. Un volcán latente pero silencioso, lágrimas derramadas en privado y sonrisas repartidas en público.
Una cara demasido expresiva para mi propio bien, y este instinto maldito de no dejarme ayudar, de no parecer vulnerable, de no necesitar.