Es tu simpleza aquello que te impide identificar las sutiles
marcas que la imaginación ha dejado sobre mi rostro, en mi sonrisa, en el
brillo de mis ojos, en las cicatrices de mis piernas. La magia que se escapa de mis labios para ir a
parar a los oídos desinteresados de un amor tan ciego que ya no encuentra su
bastón.
Quisiera pudieses traspasar las capas de papel decorado en
el que he envuelto este corazón para ti. Quisiera ser más que un bello enigma,
quisiera despertar tu interés más no tu confusión.
Eres lo básico, lo etéreo, lo impulsivo y lo inconsciente de
mi vida. Eres eso que busco en el lugar equivocado y esa daga que con cada
voltear de tu mirada se clava más profundamente en mi pecho.
Mis hadas se han asustado y los elfos han huido, pues los
duendes no han podido con ninguna travesura, penetrar más allá de tu
apariencia. Las criaturas mágicas de mi mente ya no encuentran refugio a tu
incredulidad y a mis intentos inhumanos de exponerlos a tu burla.
Tu fe es llana y ciega, tu amor sincero, y cual ser humano
completo, un inadaptado emocional.