Tu eres la felicidad y la amargura vueltas carne en una sola
persona. En las puertas de un inframundo en el que eres rey y dios, me debato
entre el cielo y el infierno.
Pagué mi precio por cruzar de una orilla a otra de tus
sentimientos… Dejé sangre y lágrimas en un camino que prometía tus labios y tu
piel.
Pero esto debe ser el purgatorio, el probar tus caricias y no
poseerlas, el conocer la dulce agonía de tus besos y verme forzada una y otra
vez a escapar sin voluntad de la prisión de tu boca.
Purgan mis pecados con la dulce melodía de tu voz,
pronunciando palabras que colocan alas a mis espalda y me elevan… mostrándome
desde el cielo todas las posibilidades de tu amor.
Eres mi castigo más monstruoso y mi premio más codiciado.
Y ahí yace la respuesta… para mí, eres todo.