HABLAR

Estoy empezando a tener conversaciones con personas que no están a mi lado… hablar sola nunca me ha parecido una mala señal pero últimamente puedo encontrarle una razón más allá de que una persona adulta esté conversando con amigos imaginarios. Primero porque no me imagino personas que no existen (a veces sí) si no que tengo conversaciones acaloradas e imaginarias con personas que forman parte de mi vida diaria y digo cosas que en la vida real nunca me atrevería a decir.

Pienso cosas que nunca he podido externar pero que cada día están mas claras en mi mente, y fraguo planes que no sé si en algún momento podré llevar a cabo. Saco de mi sistema con una pared vacía todo aquello que ni siquiera puedo escribir y entonces intento buscar una salida y obviamente lo más fácil es lo más difícil e insito en ignorar lo que parece mas obvio...

HABLAR… irónicamente siempre ha sido mi punto fuerte ante completos desconocidos, mi “extenso” vocabulario con facilidad sorprende a quienes aún le huyen a un libro, pero las palabras se agolpan en mi garganta cuando trato de dirigirme a las personas importantes en mi vida. Siempre digo lo que pienso pero nunca lo que siento, y a pesar de todo, a pesar de saberlo, a pesar de sentirlo y de a todas luces necesitarlo, estoy aquí escribiendo sobre mis relaciones imaginarias con personas reales.

En los momentos en los que el coraje puede asomar un poco su rostro la lógica viene a opacarlo “si mis pensamientos son tan ignorados no pondré en la línea de fuego a mi corazón.” Solo ganaría sentirme peor, dejar que me vean llorar, dejar que me vean sufrir, esa actividad que tengo reservada únicamente para el piso de mi baño y para la comodidad de mi almohada. Aunque tengo que ser sincera, por primera vez en mucho tiempo no me siento vacía. Muy al contrario, me siento llena de ideas y de cosas que no puedo plasmar que no puedo expresar. Y analizando mi pasado me doy cuenta de que el vacío es mi estado más creativo.