Entro sigilosamente y me escondo tras la puerta, espero a que entres y te observo desde las sombras. Caminas de espacio, con esa calma que no se parece en nada a ti. Me pregunto si sabes que estoy aquí, si sientes mi presencia o si tus instintos estarán alerta. Pero sigues actuando como siempre, ignorando mi mirada en tu espalda, continúas tu ritual y nuevamente me toca esperar...
Te desvistes, te das una ducha, sales y te perfumas... y yo sigo inmóvil y aún no me ves... Me estoy impacientando, esto no fue lo que vine a buscar, esto no era lo que deseaba, esto no fue por lo que me arriesgué a pasar, incluso bajo la pena que implicaba que me fueras a encontrar.
Siempre me fascinas con esas mismas formas, las líneas de tu cuerpo, de tu rostro. Esa concentración que pones a todo menos a lo que de verdad importa...
Externo un suspiro y me cubro los labios asustada. ¿Lo habrás escuchado? espero.... 1...2...3... y no te inmutas...
No sé a quien trato de engañar?, solo iba a dos pasos de distancia de ti cuando entré a la habitación... Viste cada movimiento que di hasta esconderme detrás de la puerta, pero tus ojos como siempre me travesaron, tus oídos se cerraros... y aún después de tantos años, me recuerdo que para ti... soy invisible.
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