Ultimamente las despedidas han sido una constante, como que todos se van... por corto o largo tiempo. Si hasta yo me voy!!! Pero esto me ha puesto a pensar en las despedidas, como son y las connotaciones que tienen en nuestras vidas. Claro que como buena dominicana he tenido la experiencia de que las pedidas se conviertan en celebraciones, pero también como llorona me doy cuenta de que no hay nada que celebrar(ese es mi lado egoísta).
Nunca me han gustado las despedidas, ya sean consentidas o forzadas, como el día en que me di cuenta de que no volvería a ver reunidas a todas las personas con las que fui creciendo en el colegio. O cuando aún no sabía que íban a pasar años antes de volver a ver a mi primo favorito cuando sus padres se lo llevaron a estados unidos. O cuando una buena amiga dijo que se iba a probar suerte para otro continente.
Esos días celebré y lloré.... sin darme cuenta de los múltiples cambios que ocurrirían en mi vida. Ya no tendría un compañero de aventuras imaginarias, ya no tendría a mis hermanos a mi lado siempre dispuestos a perdonar mis ocurrencias. Y bueno también perdía a alguien a quienhabía llegado a querer mucho. Y bueno eso me pasó interminables veces con, una interminable cantidad de personas.
Lo que nunca vi, fue iba a tener la oportunidad de conocer nuevos lugares a través de los ojos de un primo que también me extrañaba, que tanto yo como mis hermanos estábamos emprendiendo un nuevo camino hacia nuestros sueños y que una buena amiga iba a realizarcer en el antiguo continente.
Pues bien eso me hace pensar que cada despedida es una bienvenida a un sentimiento nuevo y pues a una nueva oportunidad... yo no lo creía así, al fin que no me gusta llorar. Pero a esas personas de las que me he despedido... Ojalá que el camino que hayan emprendio haya sido tan interesante como el mío.
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