Al abrir los ojos descubro que no ha sido un sueño, que estás a mi lado y que son tus brazos esa fuerza al rededor de mi cintura, es tu aliento esa cálida brisa que calma mis sentidos y que a mis espaldas recuerda los momentos mágicos de una noche que al igual que muchas, quedará plasmada en mi memoria... tu pereza y esta cama tan pequeña que conoce nuestros cuerpos como las vestimentas despojadas en el suelo, suelo que siempre es testigo de nuestras pasiones.
Te contemplo, tus cejas pobladas que siempre estoy tocando, tus mejillas, tus parpados, tu nariz, y al llegar a tu boca me detengo hipnotizada por esa parte de ti de la que soy una esclava abnegada y sedienta.
Me atrevo a tocarte cuando lo que en realidad quiero es besarte, invadir suavemente tus labios con mi lengua y lentamente ir despertando tus instintos... pero me contengo y rozo el contorno de tu rostro con la yema de mis dedos, suave pero con con esa sombra masculina tan propia de estas horas.
Mi cuidado no es suficiente, giras un poco el rostro, besas la palma de mi mano y sonríes levemente... No puedo contenerme, acerco mi boca a la tuya y susurro lo que mi pecho quiere gritar "TE AMO"
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