Recuerdo tu rostro y tu sonrisa como si aún estuviesen dedicadas a mi… En todos lados escucho la frase que más te gustaba repetir. Si no es tu música favorita son las fotos en la repisa lo que me hace recordar que ya no estás aquí, esas miradas ya no son mías, que nuestras conversaciones no se repetirán jamás. Y lloro en silencio porque sé que no solo yo te he perdido, cada vez que miro tu foto es un momento en el que me tengo que volver a convencer de que lo que sucedió no fue producto de mi imaginación, tengo que cerrar los ojos para aguantar las ganas de no alzar el teléfono y marcar tu número. Cada vez que lo recuerdo algo pequeño muere en mí, pues tengo miedo de olvidar tu voz, tengo miedo de olvidar alguna de las expresiones tu rostro, porque necesito recordar tus palabras y cada uno de tus consejos y sobre todo tus abrazos y nuestras tertulias sobre música. Y que lástima que esa fue la última vez que vi tu rostro, tan tranquilo, tan pálido, tan unánime, ya se había ido de ti la vida y no reconocía a la persona que cubría ese cristal. YA NO ERAS TU… DONDE ESTAS?
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