Ya no puedo respirar, siento como el aire se queda en mis pulmones y no puede salir. Siento unas manos invisibles que presionan mi garganta y dejan cardenales que siento nunca van a desaparecer. Si este es el preludio a la muerte de mi espíritu, no me iré sin presentar pelea… si esta es la antesala de la pérdida de mí conciencia espero que dure bastante. Porque quien quiere coartar mis palabras no entiende la fortaleza de mi alma, quien desea atar mis brazos y piernas ignora el poder de mis alas y el que quiere vendar mis ojos no sabe que ya lo he visto todo.
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