jueves, junio 26, 2008

ANALOGIA DEL AUTO.


Ando en el asiento del pasajero de un vehiculo del que no tengo control alguno, viéndome forzada a complacer al conductor que con mano implacable quiere las cosas a su manera o de ninguna forma en absoluto. Miro por la ventanilla convertida en una princesa de hielo, cubierta de la escarcha en la que se han convertido mis lágrimas y que ahora me impiden derramar más a pesar del diluvio que tiene lugar en mi interior. Trato de sujetarme bien cuando bajamos las colinas pero no es suficiente, el cinturón de seguridad se presiona contra mi pecho y cada vez me siento más dolorida, y a pesar de esperar cada golpe, cada herida nueva abre aquellas que creía cicatrizadas.

1 comentario:

DrLacxos dijo...

Mierch! me has dejado un sentimiento el cual no me salen palabras...

de que te expresas de expresas!