martes, mayo 05, 2009

FUEGO



Cada día al ponerse el sol, nos encontramos con una imagen cautivadora, la quintaesencia de aquello que llamamos vida. El ritual femenino de lo bello y lo exquisito toma lugar.

Peina su pelo delicadamente. Baña su cuerpo en sales y aceites creados para tentar al más fuerte de los hombres, acaricia su piel suave y cremosa hasta dejarla reluciente.

Las velas están encendidas, la música suave se siente en cada rincón de la habitación.

Sus rizos de fuego parecen vivos ante el reverberar de las llamas.

La luna empieza a tomar altura y de la misma forma se hacen más fuertes los latidos de su corazón, la palidez de sus mejillas se enciende sutilmente hasta adoptar el color suave del amanecer.

Entrega su cuerpo a la suave caricia de una seda tan blanca como las estrellas.

 Perfuma su cuello con el aroma dulce de las almendras.

Coloca el intenso color de las rosas en sus labios mientras éstos se curvan en una sonrisa.

Con extrema delicadeza se cubre con telas vaporosas y se convierte en un una imagen angelical.

Se contempla largamente en el espejo y con una voz rica y seductora, practica sus líneas:

“Hola guapo, ¿necesitas compañía?”

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