ORGULLO

Y cuando creo que por fin puedo sentarme a pensar en mis sentimientos, deduzco que no hay nada que pueda hacer, pues estos no me dejaron en paz un solo segundo. Mi miedo, que es una parte tan endémica de mi persona se mezcla con la euforia, con el enojo, con la felicidad, y con la ira. Pero lo peor es esto de sentirse inadecuada… Lo peor es esto de tener miedo de dar un paso al frente por miedo equivocarme. Ese miedo que paraliza y hace que el cuerpo deje de responder a los mandatos del cerebro. Y no le temo a los errores, sino a las miradas de desilusión, no le temo a las consecuencias directas sino a las indirectas. Le temo mas que nada a que esos errores me cuesten la soledad, a que las cosas no vayan a funcionar, incluso le temo a triunfar porque no sé decir que “NO”… al menos no a quienes me rodean pero si a mi deseo interior. Y no siempre podré complacer a todos, no siempre podré poner una sonrisa en tus labios o escuchar palabras de aprobación de los tuyos… MALDITO ORGULLO… pecado de pecados, orgullo creador del miedo, orgullo que me impide aceptar un reto por temor a decir que me equivoqué y a cambiar de parecer. Y he progresado he hecho cosas que nunca antes hubiese hecho, pero ha sido difícil, ha sido doloroso, porque el amor que me es profesado es directamente proporcional al acierto de mis acciones o a la susceptibilidad de mi interlocutor… MALDITA SOCIEDAD… que me ha enseñado que a los ojos de los demás siempre ganarán los defectos y errores que vienen a opacar nuestras virtudes y aciertos.