A ti mi compañera… Mi musa, la constante, la que presenció tantas lágrimas causó sufrimiento… Ya sé que no te irás, que cuando menos lo espere reaparecerás. Ha vuelto a tocar a mi puerta…. Maldita soledad que me deja este sabor agridulce en los labios que no hace más que motivarme. En tus ojos blancos y fríos se ocultan mis más oscuros secretos, los que me avergüenzan. Tu la maldita contradicción de mis noches acompañadas por ti misma. Tú, la causante de la herida mas placenteramente dolorosa… A lo que me inspiras es a huir.
"No estamos destinados a la soledad,
y nos conocemos cuando nos vemos en la mirada de los demas...."
1 comentario:
No estamos destinados a la soledad, definitivamente no. que la Fe nos lo recuerde siempre.
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