martes, diciembre 19, 2006

EL REGRESO.


Andaba sola por los abismos que había dejado mi alma, en los espacios que normalmente llenaba con palabras tan llenas de la nada que no podía evitar entre risas y llanto conjugar con una destreza envidiable. Y vagando entre los días que se habían convertido en repeticiones de movimientos, escritos y sueños me di cuenta de que algo había fallado, me había olvidado de los milagros, me había olvidado de buscar el momento mágico, había mi alma dejado de gritar por su misión… TRANSFORMAR… había olvidado una de las herramientas mas importantes de la alquimia… la oración. Me postré en las sombras y rogué a la madre que me bendijera…
“Dios mío, madre mía, no desistas, hasta que consiga adoptar la forma que esperas de mi, inténtalo de la manera que creas que es mejor, durante el tiempo que quieras, pero no me pongas nunca en el montón del hierro viejo de las almas”
En ese momento sentí como toda la fuerza que había echado a dormir renacía en mí y me atravesaba como un rayo, los recuerdos que eran más antiguos que mi cuerpo, flotaban ante mí haciéndome entender que los misterios me esperaban… Y de repente desperté a la moldeable realidad de sufrimiento, pasión, dolor y amor que es mi existencia terrenal… Lo entendí todo, debía regresar…

1 comentario:

DrLacxos dijo...

en momento que se sientes en el suelo y sin fuerza alguien y algo siempre son la mejor ayuda!